La partera de Tabay. (Mérida, Venezuela)

Por Cori

Después de Barquisimeto, nos fuimos a Mérida por algunos días. A Tabay, un pequeño pueblo de los Andes. Allá vive Kachi, la partera del pueblo.

Kachi es de padres indígenas. Llegó a Mérida hace unos 20 años a estudiar ciencias políticas. Después de unos semestres de estudio percibió que no era lo suyo… y se fue a las montañas andinas, como lo dice parecería que a perderse y en ese perderse como que se consiguió. Partera. Como ella lo diría, una partera tradicional indígena.

Nos contó que fue su padre que le enseñó esa arte. Antes de esta conversa, yo consideraba la partería un asunto de mujeres o principalmente de mujeres. Pero para ella no. Ella dice que suelen ser los hombres, el padre del bebe que está por nacer el mejor ayudante en ese momento. Y eso era lo que hacía su papá con su mamá, ayudarla a parir y eso es lo que hace ella con las mujeres que la buscan, ayudarlas a parir con la ayuda de sus compañeros. Gesto que para ella debe hacerse normalmente en casa, porque el nacimiento no es una enfermedad, no tiene que ver con el hospital. Y usando plantas que se encuentren en el lugar.

Ella tiene ya más de 50 años, 7 hijos que ha parido en el lugar donde vive.  Hoy, vive en la casa de una amiga de los Estados Unidos que se la ha prestado.  Al lado de esta vivienda, está construyendo su casa, frente a uno de los picos más altos de Venezuela.

Alrededor de donde vive siembra casi todo lo que consumen en casa.  A partir de sus conocimientos indígenas. Sin productos ajenos a los que la propia tierra le ofrece. Esto lo hace junto con Yacky, su actual compañero, un venezolano que nació en Francia, o un francés que re-nació en Venezuela y Tres de sus  hijos.

Les agradecemos a Kachi y su familia, su hogar, vida, en ese hermoso lugar.SAM_0200

Escuela de parteras de Venezuela

Por Cori
Hace algunas semanas tuve la posibilidad de conocer un incipiente proyecto educativo que se piensa así mismo como una escuela de parteras. Es un espacio de encuentro itinerante y autónomo –en principio- para el estudio de la partería, que va siendo construido entre todas las personas que participan de él. Personas, en su mayoría mujeres, de diferentes lugares de Venezuela.

La formación, por ahora, ha sido pensada a distancia, con encuentros presenciales cada dos meses, en diferentes lugares del país. En los cuáles convocan a personas que son referencias en el asunto, o asuntos vinculados -como la medicina natural- para compartir sus saberes.

La escuela no tienen financiamiento, ni sede propia.  Con fondos personales, ventas de productos naturales hechos por algunas de las participantes y colaboraciones externas financian los encuentros. Que se vienen realizando en diferentes localidades, Maracay, Sanare, La azulita, en espacios prestados por personas conocidas que  apoyan el proyecto.

Hasta ahora han tenido alrededor de tres encuentros. En el que tuve la oportunidad de participar, se discutió la estructura de la escuela, cuestiones como,  si era necesario o no que tuviera pensum, si era importante tener el respaldo de organizaciones gubernamentales, cómo se articularían los próximos encuentros. También, con algunas invitadas (dos parteras) e invitados se abrieron ruedas de conversas en relación a la medicina natural y la ética del parto.

Para mí fue lindo el encuentro con este espacio formativo que recién está naciendo. Me genera alegría poder ver como en situaciones tan adversas como las que presenta Venezuela hoy, se continúan creando espacios para tornar algo común, para estudiar algo tan nuestro como el parto.

Continuamos viaje y dejamos la escuela. Mucha vida en ella y para ella.

Yo me quedo aún más interesada en el parto. Lo pienso como un camino de encuentro con nosotros mismos, cuerpos, con una fuerza creadora. Encuentro o reconocimiento que parece  llevarme a una cierta libertad de movimiento, a percibir posibilidades de movimientos y no simplemente moverme por moverme o seguir el paso que –supuestamente- hay que seguir.