Escuela de parteras de Venezuela

Por Cori
Hace algunas semanas tuve la posibilidad de conocer un incipiente proyecto educativo que se piensa así mismo como una escuela de parteras. Es un espacio de encuentro itinerante y autónomo –en principio- para el estudio de la partería, que va siendo construido entre todas las personas que participan de él. Personas, en su mayoría mujeres, de diferentes lugares de Venezuela.

La formación, por ahora, ha sido pensada a distancia, con encuentros presenciales cada dos meses, en diferentes lugares del país. En los cuáles convocan a personas que son referencias en el asunto, o asuntos vinculados -como la medicina natural- para compartir sus saberes.

La escuela no tienen financiamiento, ni sede propia.  Con fondos personales, ventas de productos naturales hechos por algunas de las participantes y colaboraciones externas financian los encuentros. Que se vienen realizando en diferentes localidades, Maracay, Sanare, La azulita, en espacios prestados por personas conocidas que  apoyan el proyecto.

Hasta ahora han tenido alrededor de tres encuentros. En el que tuve la oportunidad de participar, se discutió la estructura de la escuela, cuestiones como,  si era necesario o no que tuviera pensum, si era importante tener el respaldo de organizaciones gubernamentales, cómo se articularían los próximos encuentros. También, con algunas invitadas (dos parteras) e invitados se abrieron ruedas de conversas en relación a la medicina natural y la ética del parto.

Para mí fue lindo el encuentro con este espacio formativo que recién está naciendo. Me genera alegría poder ver como en situaciones tan adversas como las que presenta Venezuela hoy, se continúan creando espacios para tornar algo común, para estudiar algo tan nuestro como el parto.

Continuamos viaje y dejamos la escuela. Mucha vida en ella y para ella.

Yo me quedo aún más interesada en el parto. Lo pienso como un camino de encuentro con nosotros mismos, cuerpos, con una fuerza creadora. Encuentro o reconocimiento que parece  llevarme a una cierta libertad de movimiento, a percibir posibilidades de movimientos y no simplemente moverme por moverme o seguir el paso que –supuestamente- hay que seguir.