“Puede ser útil para alguien”

(A pedido de Christel)

Viví por unos 8 meses en una ocupación urbana de Belo Horizonte, Brasil. Mi compañero vivía desde hace tres años ahí. Él desde un inicio promovió el nacimiento de esta comunidad. En ella teníamos una casa. Algo precaria, con todo lo que necesitábamos para vivir.

Esa comunidad cuenta con unos 150 lotes. Ocupados por familias con pocos recursos económicos.

En este contexto, era común encontrar en una casita -que en aquel entonces era para el uso de toda la comunidad-, ropa usada a disposición de quien la necesitara. Esta ropa era llevada por personas que a partir de sus creencias consideraban sería útil para alguien de la comunidad. Nosotros, y otras personas tomábamos ropas que ahí encontrábamos. Pero, la verdad es que  la gran mayoría de esa ropa era quemada por nosotros mismos.

¿Por qué? La ropa muchas veces no era buena, lo que nos hacía pensar que las personas que las donaban bajo la idea de que “puede ser útil para alguien” terminaba -tal vez inconscientemente- considerando la comunidad su basurero. Y es que muchas veces esa ropa era dejada ahí, para uso colectivo, terminaba regada por toda la comunidad, porque muchas de las personas que tomábamos de ahí ropa, al seleccionar lo que queríamos, dejábamos las otras regadas, ellas eran tomadas por los niños y niñas para jugar terminando toda la ropa en condiciones aún peores. Y claro, podríamos pensar en organizar esa ropa, lavarla, venderla o regalarla de una forma ordenada, pero todo eso es un trabajo de logística que quién limpia su escaparate pensando supuestamente en ayudar a alguien -tal vez- no considera… Y que, al menos, en aquel momento nosotros no teníamos ganas de hacerlo. Y la forma que teníamos para terminar con aquel paisaje desolador y repetido de ropas tiradas por la comunidad era el fuego.

Esto no pasaba solo con la ropa, también con los libros didácticos y otros, que nadie -principalmente quien los regala- leería… terminaba ocupando espacio en la pequeña biblioteca que intentábamos construir… y que cada tanto el fuego nos ayudaba también a limpiar.

Algunas personas, como yo,  al ir a la comunidad comentaban de la basura que en diferentes calles  se podía ver en ella. Y yo pensaba estando allá y continuo pensando en eso, que también por ser aquel espacio un espacio que a nivel económico está en los últimos peldaños de la escalera, es usado queriendo o no -de una o muchas maneras- como basurero de aquellas personas que tenemos acceso a los peldaños más altos. Juguetes, ropa, aparatos de cualquier tipo llegan allá a un ritmo que -la mayoría de las veces- no se tiene la capacidad de procesar, sin contar con lo que la gente de la comunidad con sus propios recursos compra, mucha veces cosas fútiles que rápidamente se convierte en basura.

Obviamente, hay otras ropas y donaciones que – (tal vez porque) siendo necesarias y articuladas con personas comprometidas con ese trabajo- no se tornan basura y si contribuyen con las vidas que se desarrollan en espacios, que como este, están al margen del progreso económico.