Resumen del artículo “O aluno e a infancia: a propósito do pedagógico” de Jan Masschelein e Maartens Simons (2014).

Jan Masschelein y Maartens Simons Inician artículo “O aluno e a infancia: a propósito do pedagógico” haciendo referencias a la distinción realizada por Jacques Rancière entre policía y política y con ellas entre pueblo y población partiendo de dos textos de él -El maestro ignorante y Un enfant- para luego de forma similar e inspirados por estos escritos del autor francés proponer una distinción entre régimen pedagógico y lo pedagógico y con ellas entre  alumno e infante. Dicen esto puede inspirar “(…) um pensamento educativo de emancipação que não vise libertar o aluno, mas se libertar do aluno” (Masschelein y Simons, 2014, p. 32). A  continuación, me enfocaré en lo que propone los autores.

Para ellos el régimen pedagógico sería “um conjunto de saberes e de estratégias que se concentram nos alunos como seus sujeitos/objetos e os tornam visíveis e tangíveis em termos de necessidades, talentos, interesses” (Masschelein y Simons, 2014, p. 32) Lo que trataría de hacer un régimen pedagógico es conducir a la persona, en función a sus  (supuestas) necesidades, talentos, intereses, hacia el conocimiento de una forma (supuestamente) apropiada. Esa persona, dentro de este régimen, sería un alumno, alguien que se controla y se guía hacia un conocimiento establecido.

Lo pedagógico (a diferencia del régimen pedagógico), no presentaría un punto de llegada, un conocimiento al cual llegar,  sino un “futuro indeterminado” (Masschelein y Simons, 2014, p. 31). La figura de lo pedagógico la llamarán los autores de infante. Infante que no es entendida en un sentido cronológico, sino como potencia y exposición. Esta potencia, para ellos, inspirados en Ranciere, sería en tres sentidos: (1) potencia de movimiento “isto é, o deslocamento para fora de si, ou vontade” (Masschelein y Simons, 2014, p. 32), tratase de alguien que se considera puede caminar, ver y hablar por sí; (2) potencia de palabra, que tiene que ver con la potencia de traducción. Alguien que escucha e intenta adivinar aquello que le dice el otro, que es capaz de darle sus propios significados a eso que se le está diciendo; (3) potencia de pensamiento, recordarse de si, de la palabra que le ha sido dirigida. Así, esa persona, infante, para la pedagogía (no para el régimen), es considerada como alguien que puede moverse, caminar, hablar, significar, recordar por si misma, es alguien que se encuentra en diálogo con otro, que está expuesto, vulnerable, a lo que el otro, el mundo, le dice. Tratase de un ser de palabra, con el que alguién (¿el maestro?) está hablando y espera una respuesta.

Por tanto, el régimen pedagógico sería aquel donde se espera de la persona un comportamiento determinado, donde hay una relación entre alguien que sabe -el maestro- y alguien que no sabe -el alumno. La pedagogía en cambio, asume a la persona como alguien capaz de, a la que se le está dirigiendo la palabra en cuanto persona y de la cual se espera respuesta, sus respuestas. De forma que, “a relação pedagógica não pode ser vista nem como uma relação hierárquica (como a relação entre sabios e não sabios) nem como uma relação simétrica (relação entre sujeitos principalmente idênticos a si mesmos e entre si), mas como relação de diálogo entre seres de palavras” (Masschelein y Simons, 2014, p. 32)

¿Y quién es el maestro? en el régimen pedagógico, como decíamos, el sabio, aquel que señala el camino y pretende que los otros lo sigan, sin más. En lo pedagógico, aquel que desarrolla su infancia, que desarrolla permanentemente su potencia de movimiento, de palabra, de pensamiento.  Aquel que como dice Rancière en el Mestre Ignorante “‘(…) mantém o que busca em seu caminho onde está sozinho a pesquisar e o faz incessantemente (MI, p.57)” (Masschelein y Simons, 2014, p. 37). ¿Y qué hace el maestro para educar? dialoga con el otro a partir de su camino, de su palabra, espera una respuesta del otro y se cerciora de que esa otra persona esté atenta a su propia respuesta, a su camino, a su palabra.

Finalmente, hablamos de un maestro liberto del alumno, que no tiene que dirigir a nadie por un camino. De un maestro, que se encuentra con otra persona, que como él, tiene voluntad.

(Parece preciso atender directamente a los textos de Rancière, aquí citados. También hay una película: Europa 51 de Roberto Rosselini señalada por los autores en este artículo, porque es trabajada por Ranciére como un romance de formación. Es bastante interesante y da que pensar. Se encuentra en su totalidad y con subtitulos al español en youtube)

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Como parte de mis estudios suelo hacer especies de resúmenes (como este) de los textos que leo. Consideramos estaría bueno compartirlos.

Foto: Tainá  Lopes